Docentes del Colegio Monseñor Scalabrini participaron de la conferencia «El niño que juega y el niño que no juega» a cargo del Licenciado en Psicomotricidad educativa y terapéutica Bernard Aucouturier.

El licenciado sostiene que “Jugar es una fuerza de la vida”, es imprescindible, y fundamenta la personalidad, es vital, el niño se representa a sí mismo jugando. Le permite transformar el mundo según su omnipotencia mágica y así se transforma a sí mismo. El juego espontáneo es un período del desarrollo psicológico del niño que se debe respetar y favorecer, dándole las mejores condiciones materiales y psicológicas.

Jugar es reasegurarse para alejarse de las tensiones. Es necesario favorecer el placer del juego. En la práctica psicomotriz el juego espontáneo es asegurado por un contexto material y  temporal y por el adulto (psicomotricista) disponible, que no debe proyectarse en el juego del niño, sino acompañar, sostener, colocar palabras en sus juegos,  ser partenaire.  El objetivo de la práctica es desarrollar la capacidad de simbolizar (forma de representar) por medio del juego, del cuerpo, del dibujo y la construcción y por otro lado el de reasegurar, a través del proceso de descentración tónico emocional.

Jugando se aprende lo que está bien y lo que está mal, porque las reglas se internalizan a través del mismo por parte  del adulto que pone los límites sin culpabilizar al niño.  La exigencia simbólica es una exigencia de la vida. No hay simbólico sin ley y la ley se construye en familia. Son fundamentales para el acceso a lo simbólico: amor, ley y cultura.

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